Resumen
La conservación de los ecosistemas depende de comprender los niveles de organización biológica, desde las biomoléculas hasta las comunidades. Proteger tanto el ambiente físico como los organismos que lo habitan es esencial, ya que las especies forman poblaciones que interactúan para crear redes ecológicas.
El artículo distingue entre ambiente -dinámico y variable según el contexto- y ecosistema, un sistema biológico complejo influido por factores abióticos como la radiación solar y las corrientes de aire. Además, resalta la importancia de las biomoléculas (proteínas, lípidos y ácidos nucleicos) en la diversidad genética y las funciones celulares, base de la vida.
La evolución y adaptación mediante la selección natural y la conservación genética son claves para mantener la biodiversidad. En niveles superiores, las interacciones intra e interespecíficas, juntos con las redes tróficas, sostienen la estructura y la estabilidad de los ecosistemas.
Se concluye que la biodoversidad es vital para la vida en la tierra: cada especie cumple un papel en el equilibrio natural. Una conservación adecuada del ambiente y las especies es indispensable para evitar extinciones y garantizar la sostenibilidad del planeta.