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Resumen

El diamante es la joya más cara del planeta y en sí mismo, es un ejemplo de que la perfección (así se manifieste en una roca) logra embelesar los sentidos del ser humano. Conduce hacia la obsesión por obtenerlos. Otros cristales, digamos artificiales, son acoplados en el interior de dispositivos cotidianos como celulares, smart TVs, laptops, entre otros, añadiendo valor, desempeño y hasta conduciendo al deseo por poseerlos. Sí, dos tipos de cristales clasificados como diferentes, pero en esencia idénticos. Los primeros formados en millones de años (o más). Los segundos, hechos en laboratorio en minutos (o menos) y además responsables del acuñamiento de nuevas áreas de la ciencia: la nanotecnología.